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Fecha publicación: 29-09-2013
Autor: Ángel Fernández Díaz

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Que la revolución tecnológica en la Medicina en los últimos treinta años ha sido un hito es incontestable. Como lo es también el aumento exponencial de la solicitud de las pruebas paraclínicas. Efectivamente, la posibilidad de acceder –con muy pocas restricciones-a la realización de determinadas técnicas diagnósticas ha llevado a la masificación de las listas de espera en pruebas complementarias; esto obedece básicamente a dos motivos: uno, la demanda por parte de los pacientes (quienes muchas veces consideran que no se les atiende adecuadamente si no se solicita una prueba radiológica) y dos, la falta de tiempo reinante en nuestras consultas  externas que impide la realización de exploraciones sistemáticas y detalladas.

Cuantas veces habremos escuchado en consulta aquella famosa frase de “…vengo a que me haga…”, la cual supone toda una declaración de principios y de intenciones en torno a lo que el paciente quiere: básicamente nos viene a decir que le importa poco nuestro quehacer si no hay una prueba por medio.

Esa afirmación anterior supone admitir dos realidades: una, que en la población no sanitaria se ha extendido-y calado- la idea de que somos meras máquinas de hacer volantes solicitando pruebas infinitas y dos, que cada vez más los profesionales sanitarios estamos cediendo ante un sistema de Salud con trastorno de doble personalidad, exaltando la tecnología invertida delante de la sociedad y tratando luego de frenar la avalancha de demandas por parte de ese mismo público al cual previamente había enardecido.

En medio de todo esto, ¿qué podemos hacer nosotros, en calidad de profesionales del Sistema?. Repetir hasta la saciedad que necesitamos TIEMPO con mayúsculas. Solamente si disponemos de tiempo para formar a nuestros Residentes, para escuchar las quejas del paciente en consulta y hacer una exploración detallada, así como para explicar sus dolencias y las alternativas que tenemos podremos ser verdaderamente efectivos.

En contra de lo que muchos puedan pensar, la inversión en tiempo tampoco precisa de ser excesivamente amplia, si bien lógicamente dependerá de la patología que nos ocupe. Así, Cano ya demostró en un estudio sobre una muestra de pacientes con cefalea que el tiempo medio que un paciente precisaba para explicar su cefalea era ¡de menos de un minuto!, permitiendo una correcta clasificación y un certero abordaje de la misma. Esto, traducido en unos tiempos variables adicionales según la patología que nos ocupe, podría suponer una reducción brutal en el gasto derivado de las pruebas complementarias; para expresarlo en cifras monetarias, se calcula que un 30% de las pruebas radiológicas que se solicitan no aportan información relevante al clínico, según informa la Sociedad Española de Radiología, lo cual supone para un Hospital como el Hospital Xeral de Vigo (a modo de ejemplo) unos gastos anuales de 15 millones de Euros, minuta nada despreciable en los tiempos que corren.

Por tanto, la idea está clara: la primera prioridad debe ser el tiempo. Con tiempo formamos a Residentes, con tiempo establecemos protocolos de actuación entre diversos escalones de nuestra especialidad o bien con Atención Primaria (aspecto que cada vez se hará más necesario) a fin de evitar variabilidad en la asistencia, preguntamos y deducimos mejor, aplicamos bolsas de hielo para sensibilidades térmicas, agujitas para las algésicas, explicamos al paciente lo que sucede y los motivos de nuestra actuación posterior, evitando un gasto innecesario con posibles repercusiones sobre el paciente en ocasiones. Solamente así evitaremos volvernos como el conejo blanco de aquella obra de Carroll, el cual solamente repetía: el tiempo, la hora, ¿qué hora es?.

BIBLIOGRAFÍA
1. I Pérez, F. Guillén Radiología innecesaria en Atención Primaria Unnecessary radiology in Primary Care Anales Sis San Navarra v.30 n.1 Pamplona ene.-abr. 2007.
2. La voz de Galicia.es. Entrevista a Juan Vieito. Sección Sociedad. 31 Mayo de 2010.
3. A. Cano, E. Palomeras, F. Herrero, P.Sanz, P. Fossas. ¿Cuánto tiempo tarda el paciente en explicar su cefalea?. Kranion 2004; 4:3-5

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