• Alcohol y sistema nervioso

     

    El alcohol etílico es sin duda la droga más extendida y tolerada a nivel social. Sus efectos sobre el sistema nervioso pueden ser consecuencia de un consumo agudo y excesivo o secundarios a un consumo crónico y abusivo, en relación a un estado de adicción y dependencia al mismo. El metabolismo del etanol presenta diferencias interindividuales y se modifica con la habituación. La toxicidad sobre el sistema nervioso puede ser consecuencia directa de la agresión del etanol (miopatia alcohólica), secundaria a estados multicarenciales frecuentemente asociados (ambliopia tabaco-alcohólica) o por otros trastornos metabólicos ligados a la toxicidad del etanol sobre otros órganos.
     
    A nivel del sistema nervioso central se verán alterados sistemas de neurotransmisión y factores de crecimiento nervioso. Los hallazgos neuropatológicos en el sistema nervioso central ponen de manifiesto lesiones corticales y subcorticales (tipo Wernicke, mielinosisi). Es frecuente la existencia de lesiones de sustancia blanca cerebral y dilatación ventricular, aunque su correlación con la clínica es débil. La aparición de síntomas y signos de disfunción frontal indican lesión preferencial del cortex a este nivel. Es habitual la aparición de crisis comiciales en la intoxicación etílica aguda o de delirium tremens en el síndrome de privación alcohólica. 
     
    La aparición de uno u otro cuadro neurológico y el pronóstico del mismo dependerá de la dosis de etanol consumida, del tiempo de exposición a la misma, la existencia de otras patologías previas y el correcto manejo terapéutico, entre otros factores. En la práctica clínica coexiste el daño a distintos niveles.
     
    El alcoholismo materno provoca el síndrome alcohólico fetal, con rasgos malformativos menores e inespecíficos junto a diferentes lesiones del SNC (trastornos de la migración neuronal o disgenesia del cuerpo calloso).