• Anosmia de origen central

    Un gran número de enfermedades neurodegenerativas cursan con disfunción olfatoria. En este grupo se incluyen: la Enfermedad de Alzheimer, la demencia lobar frontotemporal, las ataxias espinocerebelosas, las enfermedades priónicas y algunos síndromes parkinsonianos.
     
    En la enfermedad de Alzheimer, la identificación de olores, su discriminación y su umbral de detección están disminuidos (Doty RL et al; 1987). En las primeras etapas de la enfermedad la disfunción es mínima, pero conforme avanza el deterioro se ve muy alterada; de hecho, las vías olfatorias de los pacientes con Alzheimer presentan un gran número de placas neuríticas (Kovacs, T et al; 1999 y Graves AB et al; 1999). Del mismo modo, la disfunción olfatoria (hiposmia) está presente entre el 70-100% de los pacientes con Enfermedad de Parkinson idiopática, siendo tan común como otros signos clínicos clásicos como el temblor (Stern MB et al; 1994). Ésta ocurre de forma bilateral, con independencia de la asimetría o unilateralidad de los signos motores, no responde a tratamiento dopaminérgico y es independiente de las fluctuaciones on-off (Doty RL et al; 1988; Doty RL et al; 1992 y Doty RL et al; 1995). Otros síndromes parkinsonianos han mostrando una incidencia variable de disfunción olfatoria siendo severa en la demencia por cuerpos de Lewy y el complejo Parkinson-demencia de la isla de Guam, intermedia en la atrofia multisistémica y no objetivándose alteraciones en la degeneración córticobasal, la paresia supranuclear progresiva y el parkinsonismo secundario a 1-methyl-4 phenyl-1, 2, 3, 6-tetrahydropyridina (Liberini P et al; 2000 y Alfaro A et al; 2006). En la Enfermedad de Huntington también parece existir un déficit moderado en la capacidad de percepción olfatoria que no precede al inicio del resto de signos clínicos de la enfermedad (Nordin S et al; 1995 y Bylsma FW et al; 1997). Por otro lado las ataxias espinocebelosas (SCA) presentan disfunción olfatoria leve-moderada, de ahí que la presencia de una función olfatoria discretamente reducida en un paciente con parkinsonismo familiar puede alertarnos de la posibilidad de una SCA tipo 2 o SCA tipo 3 como origen del cuadro clínico (Conelly T et al; 2003).
     
    Bibliografía:
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