• Sistematización anatómica de la médula espinal

    En cortes transversales de la médula espinal se observa que está formada por una sustancia gris central en forma de mariposa, compuesta por grupos de neuronas, y una capa de sustancia blanca que la rodea, formada por fascículos de fibras mielínicas, de sentido ascendente o descendente predominante.


     


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    Corte transversal de la médula


     


    SUSTANCIA GRIS
    Basándose en la citoarquitectura medular, Rexed (Rexed; 1954) dividió histológicamente la sustancia gris del gato en 10 láminas (I a X, distribuidas desde la parte más posterior de las astas dorsales a la más anterior de las ventrales), mostrando cada una de ellas una citoarquitectura típica, y esto se ha aplicado también después a la anatomía humana. Sin embargo, en el hombre, en las astas anteriores (láminas IX y X) esta división no conlleva una distribución funcional de neuronas, solamente es descriptiva según el tipo celular que predomina, mientras que la laminación de las astas dorsales (láminas I a IV), si corresponde a una diversificación funcional. El resto de láminas, de la V a la VIII, corresponden a la zona intermedia. En la sustancia gris las neuronas forman paquetes más o menos definidos en haces longitudinales que corresponden a verdaderos núcleos grises o columnas celulares, como el núcleo motor frénico (Nieuwenhuys et al; 2009), o el núcleo dorsal de Clarke, extendido entre C8 a L2 en la lámina VII, y que da origen al fascículo espinocerebeloso posterior (Ver más abajo en vías ascendentes).


    El asta anterior de la sustancia gris tiene función motora, mientras que el asta posterior función sensitiva. La columna intermedio lateral que hay desde D1 a L2 ubica a las neuronas simpáticas preganglionares viscerales, y la columna intermedio lateral S2-S4 las neuronas parasimpáticas preganglionares.


     


    SUSTANCIA BLANCA: VÍAS ASCENDENTES Y DESCENDENTES
    La sustancia blanca está formada por fascículos descendentes motores y ascendentes sensitivos que engloban los axones neuronales cuyos cuerpos se encuentran bien en los ganglios sensitivos dorsales, bien en las astas anteriores motoras, bien en núcleos de asociación medular, o bien en el encéfalo (Nieuwenhuys et al; 2009) (Carpenter; 1992).



    - Vías ascendentes
    • Las fibras que conducen la sensibilidad posicional y vibratoria ascienden ipsilateralmente con organización somatotópica (las fibras de segmentos más inferiores se colocan más mediales, por orden medial-lateral: sacras, lumbares, torácicas y cervicales), y sin interrupción sináptica, por los cordones posteriores ipsilaterales (fascículo grácil o de Goll, y cuneiforme o de Burdach) hasta su estación de relevo de estas sensibilidades en los núcleos de los cordones posteriores (gracilis, medial, y cuneiforme, lateral) en la parte baja del bulbo raquídeo.


    • Las fibras que conducen las sensibilidades térmica y algésica entran por las raíces posteriores, para decusarse por delante del centro medular en la comisura blanca anterior, ascendiendo con organización somatotópica (las fibras provenientes de las regiones inferiores más laterales, y cuanto más superiores más mediales, en orden lateral-medial: sacras, lumbares, torácicas y cervicales) por el fascículo espinotalámico lateral, hasta distintos núcleos del troncoencéfalo y del tálamo (tractos espinorreticular y espinotalámico).


    • Las fibras de la sensibilidad táctil entran por las astas posteriores igualmente, y sin cruzarse, ascienden en parte por el cordón posterior ipsilateral (las fibras del tacto fino o epicrítico) y en parte, cruzándose en la comisura anterior, por el fascículo espinotalámico anterior (las fibras del tacto grosero o protopático).


    • El haz espinocerebeloso posterior, asciende directo en la parte posterolateral del cordón lateral hasta el cerebelo, vía pedúnculo cerebeloso inferior. Se origina en las neuronas del núcleo dorsal de Clarke (de C8 a L2), que recibe las aferencias sensitivas de la raíz posterior ipsilateral. Transmite información desde los husos musculares y los receptores del tacto y la presión, y sirve para la coordinación fina de posición y movimiento de los músculos individuales de las extremidades.


    • Además, los cordones anteriores y laterales contienen fibras propioespinales, que se originan y acaban en la propia médula, y constituyen neuronas de relevo dentro de ella, que conectan aferencias y eferencias que la atraviesan con otras vías. Estas fibras rodean por delante la sustancia gris del asta anterior como fascículos propios o haces basales de la médula espinal.


     


    - Vías descendentes
    • Las fibras descendentes piramidales o corticoespinales provienen de la corteza cerebral motora, se decusan en el bulbo, en la decusación de las pirámides, lugar que determina el inicio de la propia médula, y se continúan hacia abajo a lo largo de toda la médula, mayoritariamente por la mitad dorsal de los cordones laterales, formando el fascículo corticoespinal lateral, aunque hay una pequeña parte de fibras que no se decusa y desciende por el fascículo corticoespinal anterior (cordón anterior), en su zona medial. Estas fibras se conectan con la sustancia gris en todos los niveles, y son la vía descendente más relacionada con la destreza y armonía de los movimientos voluntarios.


    • Las fibras extrapiramidales, provenientes del encéfalo descienden por los fascículos reticuloespinal (funciones sobre el tono muscular, facilitación e inhibición de los movimientos voluntarios y otras varias), rubroespinal (relacionado con el control del tono en los grupos musculares flexores), tectoespinal (implicado en los movimientos posturales reflejos en respuesta a estímulos visuales y auditivos), y vestibuloespinal (ejerce influencia de facilitación sobre la actividad refleja espinal somática y los mecanismos espinales que controlan el tono muscular), situados en los cordones anteriores y laterales. Estas fibras descendentes entran en la sustancia gris, donde conectan con las interneuronas de la zona intermedia.


     


    BIBLIOGRAFÍA
    Carpenter MB (Ed.). (1992). Vascularización del sistema nervioso central. En: Fundamentos de neuroanatomía (pp 348-369). Buenos Aires: Editorial El Ateneo.


    Nieuwenhuys RN, Voogd J, Van Huijzen C (Eds.). (2009). Irrigación, meninges y circulación del líquido cefalorraquídeo. En: El sistema nervioso central humano, tomo 1, (pp 96-135). Madrid: Editorial Médica Panamericana.


    Rexed B. (1954). A cytoarchitectonic atlas of the espinal cord in the cat. J Comp Neurol. 100: 297-379.