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Fecha publicación: 07-01-2012
Autor: Francisco Gilo Arrojo

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A pesar de que el foco del tratamiento del ictus isquémico agudo se centra en recanalizar la arteria ocluida en el menor tiempo posible, el cerebro dispone de sus propios recursos para hacer frente a esta catástrofe. Destaca entre ellos el auxilio que puede ofrecer la circulación colateral, capaz de mantener normofuncionantes extensas áreas de tejido cerebral, o permitir un flujo sanguíneo mínimo (10-20 mL/100 gr/min) que prolongue un estado de penumbra isquémica reversible.

Disponemos de tres sistemas de colaterales arteriales capaces de abrir vías de irrigación alternativa ante un evento vascular agudo:

1) Las que se establecen entre las ramas de la carótida externa y de la carótida interna, que conectan la circulación extracraneal con la intracraneal, como el caso del flujo retrógrado a través de la arteria oftálmica.

2) El anillo vascular que conforma el polígono de Willis con sus frecuentes variantes anatómicas, determinantes muchas veces de la respuesta variable de cada individuo a la isquemia cerebral.

3) Las colaterales piales leptomeníngeas, que en los territorios vasculares frontera corticales son capaces de realizar una irrigación retrógrada, si el gradiente de presión local se invierte debido a la presencia de una oclusión arterial proximal.  Sirven para  "apagar el incendio" desde el lado opuesto a dónde se inició.

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La optimización de la homeostasis sistémica contribuye a una mejor disposición del organismo para poder emplear esta circulación colateral. Los pacientes con ictus isquémico agudo en los que los métodos de neuroimagen mutimodal indican la presencia de una buena circulación colateral se ha visto que presentan en su evolución menores áreas de tejido infartado.

Un reciente trabajo repasa todos estos aspectos, revisando el importante papel de esta circulación en el ictus isquémico agudo y los tratamientos capaces de potenciar este recurso, tal es el caso de las medidas presoras (fenilefrina, catéteres para realizar oclusión aórtica abdominal transitoria) y vasodilatadoras (donantes de óxido nítrico, respuesta parasimpática a través de la estimulación del ganglio esfenopalatino).

Actualmente no existen publicaciones de ensayos randomizados que demuestren la eficacia de estos tratamientos, pero hay estudios en marcha en busca de herramientas terapéuticas que aprovechen los beneficios de estas suplencias arteriales fisiológicas.

Descripción de las figuras al final del siguiente enlace.