• Neurotoxicidad por metales

    El síndrome clínico secundario a toxicidad por metales dependerá no sólo del agente causal sino de la dosis, el tiempo de exposición, el grado de la misma o la edad (encefalopatía aguda por plomo en niños o polineuropatia motoras en adultos con exposición profesional al mismo). La neurotoxicidad por algunos metales es bien conocida y la fuente de exposición en muchos casos bien identificada (gasolina con plomo, insecticidas con arsénico, minas) y en otros más controvertida (termómetos de mercurio, pilas). Algunos como el plomo o el mercurio pasan la barrera placentaria. La mayoría pueden detectarse en tejidos o en sangre. 

     
    El diagnóstico se basa en una anamnesis minuciosa, el conocimiento de los síndromes neurológicos más frecuentemente asociados (parkinsonismo por manganeso), la existencia de algunos signos típicos en la exploración física (ribete gingival-plomo, alopecia-talio, estrias ungueales-arsénico) o en exámenes complementarios (punteado basófilo en hematíes, líneas densas epifisarias en radiografías de huesos largos) y la posibilidad de cuantificación del tóxico en sangre o tejidos. 
     
    El pronóstico dependerá de la existencia o no de tratamiento eficaz (agentes quelantes como el dimeracaprol o la D-Penicilamida) y el grado de afectación alcanzado antes de la retirada de la exposición al metal.