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Fecha publicación: 05-10-2014
Autor: David A. Pérez Martínez

“El mejor médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas”
Benjamin Franklin

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  La medicina actual está basada en el hallazgo contrastado de evidencias que aprueben el uso (o desuso) de una terapia o una prueba diagnóstica. En ese proceso se establece un marco de verificación, que está basado en el método científico. Fuera de este marco no hay ciencia, hay experiencias y datos sugerentes que pueden apoyar la argumentación para realizar un ensayo clínico. La medicina actual avanza paso a paso confirmando las hipótesis previas, o bien no encontrando evidencias de eficacia para las terapias ensayadas. Pongamos un ejemplo, un reciente análisis de los ensayos clínicos realizados en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer demostró una tasa de fracaso del 99,6% en los estudios realizados desde el año 2002 al 2012. Por lo tanto, la ciencia avanza despacio (aunque suponemos que de manera segura).

Sin embargo, existe un peligro a la hora de evaluar la evidencia: la falta de incentivos a la publicación de ensayos clínicos negativos o fracasados. Esta realidad tiene múltiples causas y requeriría de un análisis profundo. Pero existe un dato innegable. La mayoría de los estudios clínicos son promovidos por la industria farmaceútica que evalúa en el terreno clínico la eficacia y seguridad de sus innovaciones. Esto supone uno de los principales limitantes a la hora de publicar ensayos negativos. Lo cual unido al hecho de que las revistas biomédicas priorizan aquellos estudios con resultados relevantes, suele ser causa de que los propios autores de los trabajos muestren menos interés en la publicación de resultados negativos.

¿Qué consecuencias podría traer este sesgo selectivo de publicación? Como es comprensible, un escenario en el que sólo publicamos las “noticias positivas” de un determinado producto, limitando u ocultado las “noticias negativas” generará una distorsión completa de la percepción de la eficacia y seguridad del producto. Si esto lo trasladamos al campo de la ciencia, no obtendríamos una respuesta basada en el método científico, sino una visión parcial sesgada (aunque esté basada en ensayos clínicos bien planificados) de la realidad de una intervención terapéutica. Sería, si se me permite el símil, jugar con cartas marcadas al “juego” de la ciencia.

Por esta razón, es clave acceder a un conocimiento completo y real de los estudios realizados en un determinado campo. Esta inquietud ha sido la que ha movido a un enorme grupo de profesionales a movilizarse en la iniciativa “alltrials”. Con la idea básica de buscar trasparencia en la publicación de todos los resultados de ensayos clínicos, más de 80.000 profesionales han firmado su compromiso con la iniciativa. Así mismo, más de 500 organizaciones de todo el mundo también han apoyado la iniciativa con su firma y logo. Entre esas organizaciones podemos decir con orgullo que se encuentra Neurowikia. Hace varios meses se unió al grupo de organizaciones que han prestando su logo a la campaña de alltrials.

Desde que Neurowikia nació hace ya casi 4 años, este portal colaborativo ha apoyado la trasparencia  en el conocimiento como un hecho básico para poder implementar una medicina basada en evidencias reales y creíbles. Hoy en día, Neurowikia es uno de los portales en español más visitados en todo el mundo, en el campo de las neurociencias. Este mes de septiembre hemos superado por primera vez las 260.000 visitas mensuales, con una previsión para todo este 2014 muy por encima de los 2 millones de visitas. Este éxito es un esfuerzo de todos aquellos que con su esfuerzo actualizan y completan los contenidos de neurowikia; pero quizás una de las claves del éxito también reside en apostar desde el principio por la difusión libre del conocimiento. Desde Neurowikia continuaremos apostando por hacer llegar de forma libre, contenidos de calidad y actualizados a todos aquellos interesados en las neurociencias.