• Características del sueño normal: Fases de sueño

    El sueño, como ya hemos visto, es un proceso activo generado por la descarga de neuronas específicas. El sueño actúa sobre la mayoría de procesos fisiológicos y psicológicos y a su vez es afectado por ellos. Esta interacción hace que sea necesario para nuestra salud física y mental, no en vano el sueño ocupa una tercera parte de nuestra vida (Ferri, 2010).
    Podemos definir el sueño basándonos en criterios comportamentales (postura estereotipada de descanso, disminución o ausencia de movimientos corporales voluntarios, disminución de la respuesta a estímulos externos y duración limitada) y en criterios fisiológicos (según los cambios producidos en los indicadores de sueño: EEG, EOG y EMG). Distinguiremos en primer lugar el Sueño No REM y Sueño REM. El ciclo REM-NREM se repite cíclicamente a lo largo de la noche, comenzando por el NREM con una duración de unos 80 minutos y seguido por el sueño REM con una duración de unos 10 minutos. Este ciclo, con importantes variaciones individuales se repite de 3 a 6 veces a los largo de la noche, y en los sucesivos ciclos va disminuyendo la cantidad de sueño NREM y aumentando la de sueño REM. Cada “tipo de sueño” tiene un patrón de actividad diferente.



    Fase de vigilia inicial
    En la vigilia activa, con los párpados abiertos, la actividad EEG está formada básicamente por ritmos beta y theta de bajo voltaje (10-30 uV). La vigilia tranquila solo aparece con los ojos cerrados y en ella destaca la actividad alfa (de 8-12 Hz y 20-50 uV) y precede al adormecimiento. Existen al principio movimientos oculares rápidos en cantidad variable y conforme aumenta la relajación son sustituidos por movimientos lentos pendulares.



    Sueño No REM
    - FASE I: Es la fase de somnolencia o adormecimiento. Desaparece en el EEG el ritmo alfa (propio de la vigilia tranquila con los párpados cerrados) siendo sustituido por una actividad mixta de bajo voltaje en la que predomina el ritmo theta (4-8 Hz),sobre las que aparecen las “ondas al vértice” (ondas agudas negativas aisladas con mayor expresión en la región del vértice cerebral). Hay tono muscular en el EMG y los movimientos oculares del EOG están ausentes o si existen son muy lentos. Al comienzo del sueño, la fase I suele ser muy inestable y se interrunpe por frecuentes alertamientos. Su duración es variable y generalmente inferior a 10 minutos.
    - FASE II: Es la fase de sueño ligero. La actividad EEG se enlentece aun más y aparecen dos grafoelementos típicos: los husos de sueño y los complejos K. Los spindles o husos de sueño o husos sigma son ondas sinusoidales de 12-14 Hz de frecuencia y unos 50 microvoltios de amplitud con mayor voltaje en regiones centrales, que aparecen de forma breve e interminente (suelen aparecer unos 5 por minuto) Los complejos K son ondas lentas que presentan una primera fase negativa de gran amplitud seguida por una fase positiva más lenta y de menor amplitud (se suelen registrar 3 o 4 por minuto). Generalmente ambos elementos se presentan asociados. Los complejos K pueden aparecer espontáneamente o en respuesta a un estímulo sensorial de cualquier tipo.
    - FASE III: Va aumentando progresivamente la cantidad de actividad lenta formada por ondas delta a una frecuencia de 0.5-2 Hz y de gran amplitud (75 uV). Durante el sueño ligero sigue existiendo tono muscular, que suele ser menor en la fase III y no se registran movimientos oculares (pueden aparecer de forma esporádica en la fase II)
    - FASE IV: Es la fase de sueño profundo. Existe un marcado enlentecimiento de la actividad EEG con un claro predominio de las ondas delta (<2 Hz y >75 uV), dicha actividad es hipersincrónica en todas las regiones cerebrales. El tono muscular puede mantenerse o estar disminuido y no hay movimientos oculares.
    Las fases III y IV constituyen el llamado sueño de ondas lentas.



    Sueño REM
    También llamado sueño paradójico porque la actividad EEG es similar a la del estado de vigilia predominando las frecuencias rápidas y de bajo voltaje entremezcladas con ritmos theta (desincronización). Son típicas de esta fase las “ondas en dientes de sierra” que predominan en regiones centroparietales. Se produce la atonía o desaparición del tono muscular excepto en los músculos oculares y en el diafragma que mantiene el tono permitiendo la respiración. Además es posible observar breves contracciones de los músculos faciales y de las extremidades. Se registran los movimientos oculares rápidos que son binoculares y simétricos, pueden ser horizontales u oblicuos y que dan nombre a esta fase(Garcia-Rill, 2008) El sueño REM no se subdivide en fases pero se distinguen en él los fenómenos tónicos (se mantienen a lo largo de toda la fase REM y son la actividad de bajo voltaje y la inhibición del tono muscular) (Kubin, 2008) y los fenómenos fásicos (actividades de corta duración que aparecen intermitentemente es decir, las salvas de movimientos oculares rápidos y las contracciones musculares breves o “twitches”).



    El sueño no es un estado uniforme, y los diferentes patrones de sueño siguen un comportamiento cíclico. Las modificaciones del EEG a lo largo del sueño indican la existencia de una reorganización de la actividad cortico-subcortical.



    Los estudios poligráficos de sueño estudian los indicadores de sueño antes mencionados y permiten obtener el llamado hipnograma que es una representación gráfica de cómo se van sucediendo las diferentes fases de sueño a los largo de una noche de registro. La distribución normal de las fases de sueño en un adulto joven es de un 5% de fase I, un 25% de fase II, un 45% de fases III y IV (sueño delta) y un 25% de sueño REM. (Novelli, 2010) Estas proporciones varían considerablemente según la edad y las necesidades individuales. Así el recién nacido duerme prácticamente todo el día, con una proporción de sueño activo (equivalente a sueño REM) cercana al 50%. El lactante va progresivamente prolongando los periodos de vigilia y consolidando el sueño nocturno, reduciéndose la proporción de sueño REM al 25-30%, que se mantendrá a lo largo de la vida. Entre los 1 y 3 años los niños solo duermen 1 o 2 siestas y a partir de entonces y hasta la adolescencia generalmente no existe la necesidad de las siestas diurnas, y el sueño nocturno tiene una duración de 9-10 horas muy bien estructuradas en 5 o más ciclos. Al final de la adolescencia suele aparecer la necesidad fisiológica de una siesta a la mitad del día. (McLaughlin Crabtree, 2009) La necesidad de sueño de un adulto varía entre 5 y 9 horas, con importantes diferencias relacionadas con factores muy diversos; ya que las épocas con mayor actividad intelectual, crecimiento o el embarazo pueden aumentar la necesidad de sueño, mientras que la ansiedad, el estrés o el ejercicio físico intenso en horario cercano al momento de dormir pueden dificultar el sueño. También varia de forma importante el horario de sueño entre sujetos noctámbulos y madrugadores. En el anciano se produce una fragmentación del sueño nocturno con frecuentes despertares y disminuye la proporción de sueño profundo.



    BIBLIOGRAFÍA
    Ferri R, Drago V, Aricò D, Bruni O, Remington RW, Stamatakis K, Punjabi NM. The effects of experimental sleep fragmentation on cognitive processing. Sleep Med. 2010 Apr;11(4):378-85.
    Garcia-Rill E, Charlesworth A, Heister D, Ye M, Hayar A. The developmental decrease in REM sleep: the role of transmitters and electrical coupling. Sleep. 2008 May 1;31(5):673-90.
    Kubin L. Adventures and tribulations in the search for the mechanisms of the atonia of REM sleep. Sleep. 2008 Nov 1;31(11):1473-6.
    McLaughlin Crabtree V, Williams NA. Normal sleep in children and adolescents.
    Child Adolesc Psychiatr Clin N Am. 2009 Oct;18(4):799-811.
    Novelli L, Ferri R, Bruni O. Sleep classification according to AASM and Rechtschaffen and Kales: effects on sleep scoring parameters of children and adolescents. J Sleep Res. 2010 Mar;19(1 Pt 2):238-47.