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Clasificación de las alteraciones olfatorias |
Aunque no existe una clasificación universal para los trastornos de la función olfatoria, a nivel perceptivo distinguimos (Finelli PF et al. |
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Principales entidades que causan anomalías olfatorias |
El origen de las anomalías olfatorias es diverso, desde el propio ciclo olfatorio, regulador del apetito y la saciedad (de forma fisiológica nuestra percepción olfatoria aumenta antes de las comidas y disminuye después de éstas); el estado de gestación (con el embarazo aumenta la capacidad perceptiva olfatoria), la edad (el envejecimiento genera una progresiva disminución de la capacidad olfatoria, más evidente a partir de los 60 años); la afectación inflamatoria de la mucosa nasal aguda (por ejemplo el resfriado común o un cuadro catarral de vía aérea superior |
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Otras alteraciones olfatorias |
La simulación o la histeria pueden ser causa de alteración de la función olfatoria a veces de difícil identificación (Finelli PF et al. 2008). |
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Anosmias específicas |
La percepción olfativa es altamente polimórfica y se manifiesta por las diferencias individuales en la habilidad para percibir ciertos olores. |
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Clínica de la disosmia o parosmia |
Como se ha comentado con anterioridad esta anomalía olfatoria consiste en la percepción distorsionada de un olor bien en presencia del mismo (parosmia o disosmia) o en su ausencia (fantosmia). La molestia principal de los pacientes con disosmia o parosmia consiste en una percepción típicamente descrita como nauseabunda, fétida y maloliente. Los odorantes más comunes que producen parosmia son: la gasolina, el tabaco y el café. |
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Etiología de las alucinaciones y delirios olfativos |
Su origen es diverso y podemos distinguir las provocadas por síndromes orgánicos bien definidos como la epilepsia del lóbulo temporal, las auras migrañosas, los tumores cerebrales temporales y órbitofrontales y los traumatismos craneoencefálicos; por agentes tóxicos especialmente las relacionadas con el consumo de alcohol como el alcoholismo crónico y su abstinencia, la alucinosis alcohólica, el delirium tremens y el síndrome de Korsakoff, las asociadas a la mescalina, el LSD y la efedrina y |
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Clínica de las alucinaciones y delirios olfativos |
En los cuadros orgánicos, especialmente en las auras de las crisis epilépticas, las alucinaciones olfativas suelen ser fenómenos elementales, breves, aislados y sin significación precisa (Luque R; 2003). Por el contrario en las psicosis, el componente delirante constituye un importante factor diagnóstico: el paciente está convencido de su realidad, suelen ser percepciones desagradables (olores fétidos) y asocian ideas autorreferenciales (Martzke JS et al; 1997). |
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Introducción al sistema límbico |
Cuando decimos "sistema límbico", todo especialista en neurociencias intuye correctamente a qué nos estamos refiriendo, pero es posible que no encuentre los términos adecuados para describirlo. Esta paradoja no es nueva: la epistemología lleva muchos siglos tratando de dar una respuesta fiable al enigma de las emociones, y no es hasta fecha reciente cuando la neurociencia cognitiva se ha puesto a tirar del carro. |
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La amigdala: anatomía y manifestaciones clínicas |
La amígdala, o complejo amigdalino, es una estructura subcortical situada en la profundidad del lóbulo temporal, formando parte de la pared medial del asta temporal del ventrículo lateral. |
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Introducción a la integración cortical del movimiento |
El sistema motor permite a los humanos que interaccionen adecuadamente con el entorno. Para ello, el sistema corticoespinal puede mediar en un número casi infinito de movimientos, que varían en complejidad y se guían por planes (instrucciones o programas). Como ya se ha mencionado previamente, diversas áreas de la corteza cerebral participan en el control de la función motora. |
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